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Dios Ha Muerto Parte IV: La Santísima Trinidad

12:14 a.m. santi varde 0 Comentarios Categoría : , ,


Viene de Dios A Muerto Parte III: Pimientos y Cocaína

A fines del año 1976 Bowie llegaba a Berlin. Había pasado sus últimos meses en Suiza bastante ocupado, explorando distintas ramas del arte. Pasó de su interés por coleccionar piezas a pintar el mismo varias obras post-modernas. También siguió estudiando música e incluso literatura, con la idea de ampliar sus fronteras a la hora de componer. Todo ésto mientras consumía cantidades astronómicas de cocaína.

Eso no estaba funcionando y él lo sabía. Por eso Berlín se convirtió en un nuevo comienzo, un punto de partida para revitalizar su carrera. La ciudad no sólo lo atrajo por el enorme caldero cultural en que se había convertido - con el ya mencionado Krautrock en la vanguardia musical- sino también por la posibilidad de anonimato. En Alemania Bowie era famoso, pero no generaba el interés masivo que podía verse en Inglaterra o en Estados Unidos. 

En la capital germana pudo hacer una vida más simple. Compartía un  departamento con Iggy Pop y podía ir en bicicleta hasta el Hansa Tonstudio, un estudio de grabación ubicado justo frente al Muro, donde se juntaba con Brian Eno y Tony Visconti a intercambiar ideas y a trabajar en su siguiente disco.

Iggy: "Che, nos vamos de mochila a Berlín?"
Bowie: "Si, de una!"
Muchos suelen creer que Eno fue quien produjo éste disco, pero la realidad es que solo se limitó a aportar como compositor y arreglador. El que manejaría los controles, después de varios discos de estar ausente, sería Visconti. Cuentan que en una de esas reuniones Eno y Bowie le preguntaron al productor si estaba dispuesto a perder un mes de su vida haciendo experimentos que tal vez no llegasen a  ninguna parte. Éste, con bastante acierto, contesto que pasase lo que pasase, trabajar con ellos dos nunca iba a resultar una perdida de tiempo. De esa forma, se abocaron en trabajar en material que el músico ya tenía. Por un lado estaban las canciones que había compuesto en Francia, mientras grababa junto a Iggy Pop los demos de lo que sería el primer disco solista del ex lider de The Stooges. Por otro, rescataron bastantes ideas de lo que iba a ser la banda de sonido de The Man Who Fell To Earth, que quedó trunca luego de que Nicolas Roeg rechazara la música propuesta por Bowie.
    
En enero de 1977 vio la luz Low, el onceavo disco de Bowie y probablemente el salto más largo y arriesgado de su carrera. Las influencias que marcaron el sonido de esta enorme obra fueron tan diversas que, al igual que en otros albums anteriores -como Diamond Dogs- se podía ver un gran quiebre entre la primera y la segunda cara del disco.

Expresión de un ejecutivo de la discográfica
después de escuchar la segunda parte de Low
En el lado A hay un fuerte competente de art-rock y de los nuevos sonidos electrónicos que caracterizaban a las bandas alemanas de ese entonces. Si bien tiene un link más directo con Station to Station, la dirección musical claramente había cambiado. A diferencia de la grandilocuencia que por momentos pretendía en su disco anterior, Low suena más directo, lo que no quiere decir que sea simple. Son canciones cortas y frescas, pero a la vez increíblemente complejas, de esas que se pueden escuchar una y otra vez y seguir encontrando cosas nuevas. Al tener un formato tradicional, no es raro que de aquí hayan salido los dos singles que tendría el disco, Be My Wife y la casi instrumental y tardíamente puesta de moda Sound and Vision.

En el lado B, todo lo que en el primera parte se había sugerido estalla. Eno con su interés por la música experimental y su creciente atracción hacia el ambient, sumado a un Visconti motivado a llevar todo más allá, darían cómo resultado cuatro canciones hermosamente siniestras. La más famosa de ellas sea tal vez Warszawa, una canción casi new age que Bowie había compuesto para el film de Roeg y que Eno decidió re-arreglar mientras el cantante hacía un viaje relámpago a Francia para solucionar unos problemas legales con su ex-representante. Al volver y encontrarse con eso, Bowie sumó su parte, agregando en la segunda mitad unos increíbles arreglos de voz inspirados en cantos búlgaros. 

En esta cara Visconti empezaría a jugar con su nuevo chiche, un harmonizer, que es básicamente el abuelo de los samplers que conocemos hoy. Con este aparato podían captar, procesar, alterar y reproducir un sonido de forma simultanea, ayudando a crear efectos extrañísimos, como el que se escucha de fondo en Weeping Wall. El resultado fue tan impresionante que se uso en varias partes del disco, especialmente para procesar la batería. Tiempo después, el propio productor contaría que muchos de sus colegas al escuchar el disco terminado lo llamaron por teléfono para preguntarle como mierda había hecho para sacar ese sonido.
    
Low fue una especie de exorcismo. Durante su grabación Bowie se encontraba en pleno proceso de rehabilitación y con un estado anímico desastroso, lo que da una idea de porque el disco lleva ese titulo. También su portada resultada muy sugerente: la imagen tomada casi directamente de The Man Who Fell To Earth parece sugerir que el personaje de la película (el eco del Duque Blanco) aún estaba presente en él. 

Escuchá atentamente las guitarras de Heroes.
Por eso Visconti es tan groso

Un disco tan extraño y fragmentado estaba destinado a causar opiniones divididas. Los de la discográfica de Bowie, si bien lo dejaron avanzar, lo consideraron un suicidio artístico, más aún cuando venía de una serie de éxitos comerciales. Los músicos y especialistas, reconocieron su genialidad al instante, motivo por el cual hasta hoy en día se dice que es un “disco para músicos”. La crítica, llegando al colmo de la obviedad, tildó de “buena” la primera parte y de “pretenciosa” o “aburrida” la segunda. 

Éste sería el primero disco de una trilogía definiría un nuevo lenguaje musical. La Trilogía de Berlin, cómo se la conoce, no estaría marcada exactamente por la ciudad, de hecho solo uno de los discos fue compuesto y grabado enteramente en la capital alemana. El punto de contacto es un sonido, un estilo y un momentum que no solo se respira en sus tres albums, sino también en los de otro artista.
    
The Idiot, el disco debut de Iggy Pop, salió al mercado en marzo de 1977 y contó con la presencia de Bowie en todas sus etapas. Ayudó a componer, grabó varios instrumentos y produjo el disco. Allí quedaría registrada por primera vez China Girl, uno de sus futuro hits, en una versión más cruda y directa. Cómo el disco comenzó a componerse meses antes que Low, The Idiot suele considerarse una especie de prólogo de la era Berlin de Bowie. 

El material generado junto a Pop era tanto que, antes de poder siquiera abocarse al segundo disco de su trilogía, los dos músicos ya estaban dando los toques finales a la continuación de The Idiot. En agosto -cinco meses tomó apenas- apareció Lust for Life, probablemente el disco más aclamado de La Iguana. Contando una vez más con su compañero de departamento cómo fact totum, de éste album salieron clásicos cómo la propia Lust for Life, The Passenger o la hiper bowistica Success.
    
La icónica portada hecha
por Masayoshi Sukita
Con su adicción a las drogas superada, un estado de ánimo restablecido y las ganas de componer más presentes que nunca, Bowie se encontraba en mejor forma de lo que había estado en años. Su disco siguiente, Heroes, sería el único escrito en Berlín. La cultura de la ciudad, su historia, su arquitectura y obviamente su música tendrían una influencia llamativa en él.

Otro que volvería a tener un papel importante es Brian Eno, pero no solo cómo compositor. Después de que Michael Rother - guitarrista de Neu!- rechazara tocar en el disco, Eno llamó a su amigo Robert Fripp y convenció al ex-guitarrista de King Crimson para que saliera de su retiro músical, tomase un avión de New York a Berlin y se calsaze una Les Pual al hombro para grabar todas las partes de guitarra principal, incluyendo lo que debe ser probablemente uno de los riff más recordados de la discografía de Bowie. 

Según cuenta la famosa historia, la canción Heroes nació en el Hasa Tonstudio. Mientras miraba por la ventana del estudio, Bowie pudo ver a Tony Visconi y su esposa abrazados a la sombra del Muro. Ese fue el chispazo, el los amantes junto al muro alrededor del cuál se construyó la historia.. 

Pero Visconti hizo mucho más que inspirar el tema. Según cuenta Eno, al empezar la mezcla de la canción se encontraron con que tenían tres partes de guitarra grabadas por Fripp, todas igualmente increíbles. Cómo no sabían cual descartar, Visconti cortó por lo sano e hizo entrar las tres perfectamente dentro de la canción, algo que para el resto era impensado.

Robert Fripp grabó la guitarra de The Beauty and The Beast en una sola toma.
¿Cómo lo hizo? Fácil, es Robert Fripp!!

Más allá de la belleza de la canción que le da título, existen muchos motivos por los cuales Heroes es considerado un disco más alegre que su predecesor. Tal vez la diferencia más notoria sea el lado B, que vuelve a ser totalmente diferente al A. Pero en esta ocasión las piezas instrumentales suenan más armoniosas y sin esa atmósfera de opresión que rodeaba a Low en casi todo momento. Si bien hay canciones oscuras como Sense of Doubt o Neukolln, se intercalan con momentos pacíficos, cómo el de Moss Garden o con pasajes abiertamente Krautrockers, cómo V-2 Schneider, llamada así por Florian Schneider de Kraftwerke.
    
A diferencia de su trabajo previo, Heroes fue muy bien recibido. La canción es hoy un icono cultural, no solo por la música, sino también por el mensaje de su letra. La idea de que el amor puede enfrentarse a todo fue una especie de confirmación: los demonios que lo perseguían desde hacia casi tres años habían sido ahuyentados del todo.

En 1978, justo antes de embarcarse en un tour global,  Bowie grabó también en Berlín lo que fue su segundo rol protagónico en el cine. Just a Gigolo, dirigida por el inglés David Hemmings, contaba la historia de un oficial prusiano que al volver de la Primera Guerra Mundial se veía obligado a trabajar en un burdel para poder sobrevivir. La película fue un resonante fracaso y años después Bowie confesaría que solo acepto el papel por dos motivos: para hacerle el favor a su amigo Hemmings y por la posibilidad de trabajar con la legendaria actriz Marlene Dietritch. 

Terminada la película, Bowie pasó el resto de año de gira. De éste tour saldría el disco Stage. En el que quedarían registradas las versiones en vivo de varios de sus experimentos berlineses, junto con clásicos de la era Ziggy y del Duque Blanco. 

Imaginate que este tipo se te venga al humo porque le robaste el guitarrista.
Yo me cagaría en las patas.
De vuelta en Alemania, comenzó el proceso de composición del último disco de la trilogía. Con la partida de Robert Fripp, Bowie se vio en la necesidad de reclutar un nuevo guitarrista y pronto puso el ojo Adrian Belew, guitarrista en la banda de Frank Zappa. Por respeto (y miedo?) a Zappa, Bowie espero a que dejase el hotel donde se alojaba con su banda para llevarse a Belew a escondidas a un restaurante donde pudiesen hablar tranquilamente. Minutos después que ellos , Frank Zappa entró en el mismo restaurante y fue a sentarse justo en la mesa de enfrente . Al verlo, Bowie trató de calmar las aguas e invitó a Zappa a que se sentase con ellos. Zappa aceptó, pero durante el resto de la noche, cada vez que Bowie le dirigía la palabra se limitaba a contestarle “Fuck you Captain Tom” una y otra vez, confundiendo- intencionalmente o no, quién sabe- el nombre del personaje de Space Oddity.

Con Belew en el equipo, partieron a Montreux, Suiza para comenzar la grabación de Lodger. A menudo éste es considerado la oveja negra del trío por su notoria diferencia con los dos anteriores. El ambient, la música experimental y el concepto de dividir el disco en dos partes fue dejado de lado. Las canciones tendrían un formato clásico de pop/rock, más directo y “accesibles”.

Parte de la bizarra actuación de Boys Keep Swinging en Saturday Night Live
Hasta se dio el lujo de tener a Klaus Nomi de corista
Sin embargo, lo que muchos no saben es que Lodger no necesitó música experimental, porque el disco en si fue un gran experimento.  Para su composición y grabación Bowie y Eno decidieron utilizar las llamadas “Cartas de Estrategia Oblicua” que consisten en unas tarjetas con instrucciones totalmente azarosas, que tienen cómo objetivo poner las cosas en otra perspectiva. Así, por capricho de las cartas, Boys Keep Swinging fue grabada bajo la instrucción de que todos los músicos debían cambiar de instrumento; Move On  fue compuesta a partir de los mismos acordes que All The Young Dudes, pero tocados al revés y Red Money terminó tomando la misma base de bajo que Sister Midnight de Iggy Pop. Por esta misma lógica, el pobre de Belew terminó tocando varias partes de guitarra sobre cintas sonando al revés, sin siquiera saber en que escala estaban.

El resultado de este experimento fue, lógicamente, un disco algo irregular. Pero lo que termina de convertir a Lodger en el “patito feo” de Berlín es la sensación de desgaste que se respira en él. Después de hacer tres discos en tres años, la sociedad con Eno mostraba ciertas fisuras. Y si bien fue en buenos términos, la separación entre ambos iba a durar más de 25 años.

A pesar de que el mundo de la música considero este disco como un paso atrás con respecto a Heroes, simples de éxito cómo Boys Keep Siwinging y DJ mantuvieron al cantante en el ojo público. Esto le permitió dar su próximo paso. 

David Bowie había decidido que ya no quería cambiar el mundo de la música. Ahora quería conquistarlo.  

Sigue en Dios Ha Muerto Parte V: El Sonido de una Década
    

FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
 (just for one day...)

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